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29.1.12

SALUD DE LAS PREPAGO Y DEMÁS PROSTITUTAS

Aunque es muy común en ellas la consuetudinaria aparición de hongos y de infecciones en sus zonas genitales, especialmente en sus canales y orificios más recónditos, no obstante la mayoría de estas mujeres gozan de buen aspecto ─aparente buena salud─ se ven rozagantes, saludables y briosas. Pero, en la mayoría de ellas se esconde y acecha un importante número de enfermedades potenciales, algunas de las cuales (no todas, desde luego) pueden empezar a revelarse o a exteriorizar sus síntomas cuando sus portadoras se encuentran alrededor de los 35 ó 40 años.

Lo anterior, es dado por el inmenso número de gérmenes patógenos que estas personas acopian durante el desarrollo de su trabajo tan particular prestando sus servicios íntimos.

El oficio de la prostitución es, por excelencia, una de las actividades con mayor riesgo de recoger y acumular una inmensa diversidad de patógenos que les ingresan en el organismo a través de:

1° El intercambio de besos y saliva con multiplicidad de personas (los clientes),
2° Los diálogos apasionados, con extraños, con demasiada proximidad entre las bocas (intercambio de alientos),
3° El contacto piel a piel de zonas húmedas y sudorosas, especialmente las áreas genitales,
4° Los frecuentes contactos oral-genitales, oral-anales y oral-piel (de cualquier parte) que se realizan con los clientes,
5° El consuetudinario manoseo de sus genitales por manos de terceros y dedos sin higienizar,
6° La permanente manipulación, acariciamiento y besuqueo de genitales húmedos ajenos,
7° La reiterada y frecuente utilización de extrañas sábanas, almohadas, cobijas, duchas, pisos e inodoros impropios y muchas veces inadecuados.
8° Y, obviamente, las penetraciones sexuales sin preservativo (porque, que las hay, las hay).

Desde luego que no solo en la prostitución se recogen microorganismos potencialmente causantes de enfermedades; pero es la actividad apropiada para esos contagios.

Y hay algo bastante delicado: Un gran porcentaje de esos patógenos que aún no están produciendo la enfermedad, ya son contagiosos como tales. Así es que una mujer prepago, aparentemente sana, puede, inocentemente, llevar hasta su familia algunos de estos gérmenes, hasta sus hijos, hasta sus amistades, hasta sus novios y, por supuesto y con mayor razón, hasta sus nuevos clientes.